Llamamiento de la Coordinadora de las Marchas europeas contra el paro, la precariedad y la exclusión
París, 27 y 28 de mayo 2000

Contra la precariedad en Europa:

¡Luchemos por imponer rentas garantizadas y derechos sociales para todos y todas!

 

Frente a una construcción europea no democrática y a sueldo del Mercado y los mercaderes, queremos una Unión europea democrática, solidaria y respetuosa de los derechos del ser humano.

Constatamos que bajo la presión de los patronos y sus organizaciones (UNICE y la Mesa redonda de los industriales) la Unión europea sigue adelante en la puesta en práctica de las Grandes Orientaciones de Política Económica (GOPE), provocadoras de graves retrocesos sociales. Nuestras conquistas sociales y en particular la protección social y los derechos sociales, están siendo atacados y llamados a desaparecer.

La pobreza y la precariedad no cesan de aumentar. Tres millones de hombres, de mujeres y de niños de los quince Estados miembros de la Unión europea están sin vivienda fija porque no tienen acceso a los derechos fundamentales del trabajo, la renta y la vivienda. Sesenta millones de personas viven por debajo del umbral de pobreza. Cada vez más europeos y europeas se encuentran confrontados, tras finalizar un contrato temporal, tras un despido, o incluso tras aceptar algunos trabajos, a la angustia de la disminución progresiva de sus ingresos. Los sistemas de solidaridad de las pensiones de jubilación son puestos en cuestión. El pleno empleo anunciado amenaza estar demasiado relleno de empleos precarios y por la pérdida de las garantías laborales fundamentales conquistadas en su momento por la lucha social. Un segundo mercado de trabajo ha sido insidiosamente organizado a golpe de trabajo a tiempo parcial impuesto, de políticas llamadas de inserción, y por la »activación« de los gastos sociales, que ellos han declarado pasivos. Los gobiernos subvencionan a las empresas que crean empleos con muy bajos salarios. Las mujeres todavía más que los hombres sufren el castigo y las consecuencias de esta política. Los inmigrantes, en particular los sin papeles, son las presas privilegiadas de los explotadores.

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No aceptamos que los parados y paradas sean hechos responsables de su situación; rechazamos todas las medidas de trabajo forzado (»workfare«[1]) y exigimos de la Unión europea, de los gobiernos y de la patronal la implantación del derecho a una renta individual garantizada sin discriminación de edad, de sexo o de origen en toda Europa. La convergencia en los derechos mínimos es todavía mas necesaria cuando un dumping social y salarial sin precedentes se extiende por la Unión europea y cuando la ampliación de esta podría agravar todavía mas el proceso. Las organizaciones de parados y precarios de los Estados miembros de la Unión europea han cuantificado las rentas mínimas por debajo de las cuales es inaceptable descender. Teniendo en cuenta las grandes diferencias de ingresos según los países, la adopción de una cifra única para todos los parados de la UE sería hoy inaplicable en algunos países. Pero una reivindicación común es sin embargo necesaria y posible. Proponemos un método común de evaluación de la renta garantizada, aplicable en cada país teniendo en cuenta sus especificidades e integrando varios parámetros que determinan los umbrales mínimos:

[1] Fare= ingreso, Work=trabajo.
Subsidios sociales a cambio de trabajos impuestos.
(Nota de la traducción)

  • Un porcentaje significativo del PIB (que mide la riqueza producida), por habitante: Proponemos fijar el 50%.
  • Las necesidades esenciales que permitan vivir y no únicamente subsistir.
  • Las conquistas sociales de cada país.

Las rentas deberán ser revisadas anualmente según el aumento de la riqueza de los países, lo que supondría una redistribución más justa de la riqueza.

¡Resistamos la espiral de la pobreza! Impongamos los límites por debajo de los cuales no es aceptable descender: una renta individual garantizada, un salario mínimo y una pensión mínima, así como el reconocimiento del principio »un empleo es un derecho, una renta es una deuda«.

En el momento en que la Unión europea prepara una Carta de los derechos fundamentales, exigimos que los derechos sociales sean inscritos en el Tratado cuya revisión va a ser aprobada en la Cumbre de Niza, y en particular el derecho a la seguridad de la existencia, el derecho al trabajo libremente elegido, el derecho a la libertad sindical, el derecho a la vivienda, el derecho a la salud, el derecho a la cultura, el derecho a la formación, el derecho a una renta decente.

En Biarritz y en Niza, con el mundo asociativo y sindical, lucharemos para que los derechos sociales sean tenidos en cuenta y tengan fuerza de ley. Las Marchas europeas llaman a los sindicatos, a todos los movimientos de lucha y todos aquellos y aquellas que se comprometen a defender a los abandonados a su suerte por las políticas neoliberales, a reagruparse en este período crucial de revisión de las normas europeas, a difundir y exigir estas reivindicaciones.

 

TODOS JUNTOS, ¡Construyamos barricadas para resistir las ofensivas neoliberales!

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